18:30
Tras mi ventana te observo
ardes como el fuego,
con tus últimos reflejos de la tarde decaes de a poco;
fuerte ocaso que incendias mis pupilas
de esta habitación solo te llevarás con tu luz
mis partículas de azúcar y sal,
migas que se han de disolver en la obscuridad
del día que acaba ya.
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